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Zapatos de colegio que dejan cicatrices: mi experiencia y cómo proteger a tu hijo

Zapatos de colegio que dejan cicatrices: mi experiencia y cómo proteger a tu hijo

En mi infancia, tuve una experiencia dolorosa con unos zapatos para el colegio.
 
Más que dolorosa, fue traumática, y ahora verás porqué.

La cosa es que aquello dejó una marca profunda en mi memoria, y aunque hayan pasado los años, lo sigo recordando.

Ya sabes, ese recuerdo que por mucho que pasen los años no se va.

Y quién sabe, quizás esa experiencia me ha traído hoy aquí, para hablarte del calzado y sus consecuencias.

No se a ti, pero lo que más me gustaba del colegio eran las vacaciones de verano.

Eran días en los que el tiempo se paraba, donde llegar a casa y sentir el fresco en el patio era como entrar en un oasis, un lugar de paz donde el calor no asfixiaba y todo olía a libertad.

Por las tardes, mientras mi madre dormía la siesta, salía a la calle con mi hermano.

Pasábamos horas correteando, explorando rincones o esperando que algún polluelo de cernícalo cayera de los nidos en las torres cercanas.

No sentíamos el calor, solo la ilusión y la curiosidad de un mundo que se nos quedaba pequeño.

Pero septiembre siempre llegaba y lo hacía como un jarro de agua fría. Volver al colegio era como volver a una cárcel, atrapado entre sus paredes lejos de la libertad del verano.

Recuerdo los zapatos que mi madre me compró en una tienda de Sevilla.

En un septiembre, haciendo un esfuerzo económico, pero con aquello en mente de que su hijo fuera bien al colegio.

Eran unos zapatos de colegio muy bonitos, azul marino, de piel y como todos los zapatos de entonces, tenían un pequeño tacón.

Me encantaban.

Pero aquellos zapatos tan bonitos tenían un gran problema.

El que los fabricó no tuvo en cuenta que los niños juegan.

Y yo, como todos los niños de mi clase, pasaba el recreo jugando al fútbol en un campo de albero.

¿Qué pasó?

Que con el uso la tapa del tacón se desgastó y mi madre los llevó al zapatero para arreglarlos: “Una tapa nueva y como nuevos”.

Ahí comenzó el problema.

Las puntillas que usó el zapatero sobresalían por dentro del zapato y se clavaban en mi talón provocándome heridas que sangraban.

Andando, sus puntas no me molestaban, sólo al correr, cuando el talón impactaba fuerte contra el suelo.

No importó cuántas veces los lleváramos al zapatero. Con el tiempo, la tapa se hundía y las puntillas volvían a sobresalir.

Han pasado casi 40 años, y ese episodio sigue siendo un recuerdo que de vez en cuando me visita.

Tal vez por eso, cuando descubrí el calzado barefoot, no lo dudé ni un segundo.

Lo mejor de esta historia es que los tiempos han cambiado, el calzado ha evolucionado, para volver a sus origines, y hoy tú puedes elegir un calzado saludable para evitarle a tu hijo las molestias y dolores que yo pasé.

Y justo eso es lo que hace los nuevos zapatos respetuosos para niños de Mustang Free y el Dr. Juanjo López.

Les da a sus pies la protección justa para que tus hijos crezcan y se muevan sin un calzado que los limite.

Imagina a tu hijo correteando por el parque, subiendo por los columpios, explorando cada rincón.

Sin dolor, sin puntillas molestas, solo la alegría de un calzado que respeta el desarrollo natural de sus pies.

Sin tacones, anchos, flexibles y sin plantillas rígidas.

Solo puro barefoot, para que sus pies crezcan sanos y libres, como debe ser.

Yavestruz.

El mejor calzado barefoot para el colegio.

Efectiwonder


La salud empieza en sus pies.

Un abrazo,

Antonio Caballo

Publicado el 01/09/2024 por @antonio.caballo Opinión de Podólogos sobre..., Pies y desarrollo niños,... 0 1491

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