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Estos precios se entienden IVA incluído

Cuando hablo de calzado barefoot siempre pasa lo mismo.
Lo veo cada día.
Y ya hace mucho que superé los 5000.
Días.
Momentos.
Donde siempre aparecen las mismas excusas.
Que si “son muy anchos”.
Que si “no llevan tacón y yo soy bajito”.
Que si “son caros”.
Pero la verdad es otra.
Lo que nadie te dice, es que si cambia va a dejar de parecerse al resto.
Porque usar calzado barefoot te pone por delante del 99% de la gente.
Y claro, eso tiene un precio que no todo el mundo está dispuesto a pagar.
Sentirte diferente.
He visto este miedo tantas veces…
Lo he visto en mis amigos, en conocidos, en compañeros de entreno que me miraban los pies como si llevara un invento prohibido…hasta en mis socios.
Miedo a ir contracorriente.
Miedo a que en el club de corredores les suelten el comentario de turno.
Miedo a que alguien piense: “Mira este… ¿qué se cree, distinto?”
Miedo a cambiar.
Miedo a decidir sin pedir permiso.
Yavestruz!
La mayoría de la gente se queda donde está porque así no tiene que dar explicaciones.
No tienen que justificar nada.
No tienen que afrontar la incomodidad de avanzar cuando los demás siguen parados.
Aunque tenga los pies como muñecas de porcelanas.
Débiles, sin vida, sin fuerza y a punto de romperse.
Por eso, cuando alguien me dice que el barefoot es caro, sé que no es verdad.
Sé que en el fondo, el precio nunca es el problema real.
Y si crees que no tengo razón.
Mira estas botas barefoot.
Enseñasela a ese amigo tuyo con los pies como trapos.
Ya me dirás que te dice.
Volviendo a las botas.
Son impermeables.
Valen lo que cuestan.
Te van a durar.
Eso sí, no le pidas peras al olmo… ya me entiendes.
Efectiviwonder
La salud empieza en tus pies.
Antonio Caballo.
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