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 Pies que no son pies y por eso duelen

Pies que no son pies y por eso duelen

Hay un tipo de calzado que molestan más de lo normal.

Cuando los uso, sólo los aguanto unos minutos.

Y al quitármelos parece que los pies han salido de una cámara de compresión.

Siento como los dedos se estiran.

Como si volvieran a respirar.

Y aunque los dedos no respiran, como están tan apretados dentro de las zapatillas, por el simple hecho de que estén libres me da la sensación de que toman aire.


La cosa es que hacía meses que no los usaba y no recordaba esa sensación de claustrofobia.

La verdad, no me ha gustado.

Aunque sarna con gusto no pica.

Y como al refrán no le sobra razón, me las puse de nuevo.

Podría estar hablando de un zapato elegante tipo castellano o uno con tacón de aguja.

De esos que se usan con traje.

Que son rígidos y con la punta estrecha.

Pero no.

No estaba en una boda, sino en el rocódromo.

Le llaman  ‘pies de gatos’.

Son zapatillas específicas para escalar.  

No sirven para otra cosa.

Son planas, sin refuerzos y flexibles. Hasta aquí, vamos bien.

Pero.

Una vez leí a un gurú de la autoayuda (algún día te contaré mi lado oscuro), que los peros son las negaciones de los insatisfechos.

Si dices ‘pero’ no puedes ser feliz.

Pero muy estrechas.

Además te aconsejan llevar una o dos tallas menos a la medida de tu pie.

Para que toda la fuerza se concentre en la punta.

‘En la Edad Media se utilizaba el garrote vil y en la escalada los pies de gato.’

Por esta razón, cuando hace unos años empecé a escalar no podía con ellas.

Y eso, que compré una talla más de lo recomendado.

Por lo que en su lugar usaba las Merrell Trail Glove en su versión 3, que poseen un dibujo de dientes de sierra en la punta de la suela.

No se escala igual, se pierde mucho agarre.

Pero los dedos no sufrían.

Pues bien, el pasado jueves volví a usar los pies de gatos y la sensación fue agridulce.

Dulce.

Por un lado, he vuelto a escalar, a compartir risas y charla con los amigos.

La escalada mezcla actividad física con un puntito de superación, de vencer al miedo, que te hace sentir realmente bien.

Agrio.

Y por otro, he sentido las molestias de usar un calzado estrecho y compresivo.

Amor y odio.

Libertad y cárcel a la vez.

¿La solución?

Ponérmelos lo justo y necesario para escalar.

Cuando no estoy en la pared escalando me los quito rápidamente y me quedo descalzo o con unas minimalistas puras con muy poco grosor de suela.

Estas zapatillas son muy cómodas, permite sentir el suelo y que el pie se mueva en todas direcciones sin restricciones:


Las Merrell Vapor Glove 4.

Y así todo el día. Poniendo y quitando zapatillas.

Por aquello de que los pies (de gato) no son pies y duelen.

Pies_Gato_VaporGlove_4_Zami


¡Qué dura es la escalada siendo minimalista!

Tu salud empieza en tus pies.


Publicado el 15/05/2021 por @CorrerDescalzos 0 7622

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