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Plantillas como pastillas.
Lo vuelvo a repetir, porque parece lo mismo, pero no lo es: plantillas como pastillas.
Hoy te voy a contar lo que le pasó a mi madre de 73 años, porque es preocupante y da que pensar.
Hace unos meses fue al médico para hacerse una analítica.
No por dolores ni por molestias, sino por el runrún de las amigas:
“Tienes que hacerte una analítica”.
Total, que va, se la hace, y ¡zas! Un valor un poco alto.
Un poco.
Nada alarmante. Pero ahí empezó el festival.
El médico empieza a preguntarle por mil síntomas. Todos negativos.
Mi madre, más sana que un aguacate ecológico.
Pero claro, como el numerito ese salió subidito, pues... ¡pastilla al canto!
Ella, que es más obediente que un semáforo, se la toma.
¿Y qué pasa?
Efectos secundarios que antes no tenía.
Ahora se marea, tiene náuseas, se le duerme la lengua.
¿Pero no iba para prevenir un problema?
Ahora tiene tres nuevos.
Eso sí, controladita y con analítica mensual.
Lo llaman medicina preventiva.
Yo lo llamo “te vendo el problema y luego te receto la solución”.
Y ahora viene el paralelismo que te va a sonar, y mucho.
Te duele un poco el pie o simplemente notas que algo no va como antes.
Vas al podólogo.
No tienes nada grave, sólo que tu pie ha estado 40 años encerrado en zapatos estrechos y rígidos.
En lugar de decirte:
Oye, cambia de calzado, empieza a caminar descalzo, fortalece el pie”,
¡Zasca otra vez!
Te receta una plantilla.
Que es, básicamente, la pastilla de los pies.
¿Y donde metes la plantilla?
En el zapato estrecho y elegante que te ha provocado el dolor.
Estoesasín.
Tu cuerpo no necesita más ayuda externa.
Necesita libertad. Movimiento. Estimulación.
¿Quieres prevenir de verdad?
Pues deja de ponerle parches a lo que no está roto.
Porque no hay mejor receta que dejar que tu cuerpo haga lo que está diseñado para hacer.
Pero claro, eso no te lo puede dar el podólogo, la plantilla sí.
Y ¡ojo!, a lo mejor necesitas la plantilla por un tiempo, hasta que tu pie recupere, pero si te vende la plantilla para meterla en el mismo zapato que te ha provocado el dolor,... desconfía.
Desconfía.
Porque la solución no es la plantilla.
La plantilla es el parche, el calmante, pero no la solución.
Y los problemas hay que atacarlos desde la raíz.
Para eso tienes dos opciones.
O te pasas al descalcismo y andas como Tarzán de aquí para allá.
O te pasas a un calzado que no estruje tus pies.
Ese es el principio.
Y aquí es donde entra el calzado barefoot.
Zapatillas que no interfieren, que no bloquean, que no corrigen nada, porque no hay nada que corregir.
Sólo hay que dejar que el pie sea pie.
Por eso, si estás hasta el gorro de las pastillas y las plantillas, te voy a decir una cosa que puede marcar un antes y un después.
Libera tus pies.
Hazte con unas Merrell Wrapt Sneaker. Para Mujer y para Hombre.
Son ligeras, flexibles, anchas en la puntera y cómodas como una siesta en agosto.
Tus pies se van a poner fuertes sin darte cuenta.
Sólo tienen una pega, si las usa por ciudad, cuidado con las zonas húmedas. Resbalan.
Pero por lo demás…de 10.
Si después de probarlas sigues pensando que necesitas una plantilla, al menos ya lo harás desde la experiencia y no desde el miedo.
Efectiviwonder.
La salud empieza en tus pies.
Antonio Caballo.
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